“LOS TRES DESTINOS ETERNOS DEL HOMBRE” se pueden apreciar claramente desde el principio de la humanidad. En medio del huerto del Edén, el Creador plantó dos árboles:
El árbol del conocimiento del BIEN y del MAL y el árbol de la VIDA.
Estos dos árboles predijeron los tres destinos eternos de la humanidad:1

Los INJUSTOS y DEPRAVADOS
Los JUSTOS
Los SANTOS

En el principio, Dios estableció una alianza (a la cual nos referimos como Primera alianza) con Adán y Eva, y los puso en medio del huerto del Edén desde el cual gobernarían con Él sobre toda la creación.2 Dios dijo que eran libres de comer de todos los árboles en el huerto; pero por su propio bien, Dios instruyó a Adán y Eva a NO COMER del árbol del conocimiento del Bien y del Mal: «porque el día que de él comiéseis, ciertamente moriréis». Adán y Eva fueron dotados con la libertad para escoger; si obedecer la instrucción de su Creador o ignorarla. Era una prueba para ellos, para ver qué iban a hacer con su libre albedrío. Porque desde el principio nuestro Creador tenía el deseo de conocer lo que había en el corazón de su más alta creación: EL HOMBRE. ¿Confiarían en Él y le obedecerían? Dios quería conocer lo que habría en la voluntad de Adán y Eva una vez que fueran probados. Al fin y al cabo, lo que una persona hace, proviene de los juicios de su mente y corazón.3 La voluntad del hombre, es el hombre mismo.
Sola, sin que nadie supiera lo que hacía, la serpiente se acercó a Eva para tentarla y probar lo que había en su corazón hacia su esposo y hacia su Creador. ¿Iría a confiar en ellos y obedecer o no? La serpiente sedujo a Eva a través del razonamiento y la extravió. «¿Acaso ha dicho Dios: «No comerás de ningún árbol del huerto»?» Ignorando la voz de autoridad dentro de su propio corazón, tomó la decisión de hacer lo que ya "sabía" que no estaba bien 4 y fue en pos de la serpiente en dirección al Árbol del conocimiento del Bien y del Mal. «¡No morirás! Porque Dios sabe que en el día que comas de él, tus ojos serán «abiertos», y serás como Dios, conociendo «el bien y el mal»». Atraída por la seducción de su astucia y sagacidad, ella comió del «fruto prohibido».

Debilitada por la duda y la acusación contra su Creador, Eva se sintió tentada por el deseo de ser como Dios, conociendo el bien y el mal. No había nada intrínsecamente malo en este deseo (porque Adán y Eva fueron creados a semejanza e imagen de Dios), pero Eva fue influenciada a pensar que Dios encubría de ella un conocimiento oculto y una sabiduría muy deseable. Dios quería que Adán y Eva tuvieran este conocimiento, pero sin que ellos tuvieran que experimentar el mal. Siempre fue el deseo de Dios que la humanidad tuviese este conocimiento del "bien y el mal" con la naturaleza no caída. Sin embargo, Eva no confió en Dios, y por lo tanto, no obedeció a su esposo que le había dado las instrucciones de su Dios acerca de ese árbol. Como resultado, ella traspasó los límites en los que el amor podía protegerla: el amor de su esposo y el amor de su Creador.

 ¡Qué han HECHO!...

Acercándose para probar de ese conocimiento de primera mano, Eva rápidamente comió y entonces se sintió temerosa, y lo que es mucho peor, culpable y sola.

Rápidamente corrió para encontrar a Adán. Él, motivado por el amor que le tenía, también comió. Demasiado tarde para darse cuenta de las consecuencias que acarrearía sobre ellos, y sobre la humanidad entera, sus conciencias fueron despertadas y "conocieron" la vergüenza de su desnudez.
Mirándose el uno al otro primero, y después hacia el suelo, comenzaron a percibir profúndamente en sí mismos, algo que no deberían haber experimentado, porque ese conocimiento lo habían alcanzado por medio de rebelión en vez de obediencia a su amado Creador. ¡Cómo deseaba su Creador haberles dado este conocimiento para que pudieran ser "como Él", pero por medio de una relación con Él! El "veneno" de la serpiente tomaba efecto mientras la culpa se elevaba rápidamente dentro de ellos. Corriendo para esconderse por temor a ser vistos por lo que acababan de hacer, Adán y Eva debilitados se hicieron de hojas de higuera y las cosieron para cubrirse. Qué vista tan lamentable, cayendo de tal gloria, primero gobernantes supremos de toda la creación y luego victimas temerosas y cobardes de las asquerosas artimañas de la serpiente.

«¿Moriremos?» Eva pregunta a Adán, mientras el la observa a  los ojos. La respuesta era obvia, Adán y Eva «por supuesto que moririan», porque en ese mismo momento en que comieron del fruto murieron espiritualmente.

La muerte espiritual siempre precede a la muerte física. Sus espíritus fueron separados de su Creador, fuente de su vida y existencia.
Pero no todo se perdió. Adán y Eva habían caído, cierto, pero no se les dio un comienzo de vida sin esperanza. En cambio, Dios estableció una segunda Alianza con ellos,6 dándoles la responsabilidad de obedecer a sus "conciencias", con la promesa de que si lo hicieran fielmente, obtendrían una gran recompensa.7
No pasó mucho tiempo para que Adán y Eva escucharan la voz de su Creador llamándolos en el fresco de la tarde.

Todo hombre y mujer darán cuentas ante su Creador por lo que han hecho, sea bueno o sea malo.8 Serán juzgados de acuerdo a los actos que hayan cometido durante sus vidas.9 Las obras de cada persona serán examinadas de acuerdo a los estándares más altos de conocimiento en su conciencia. La conciencia es el poder incorporado de nuestras mentes10 para  juzgarnos moralmente; aprobando condenando nuestras acciones, pensamientos y planes.11 La conciencia nos informa si lo que estamos a punto de hacer  o lo que hemos llevado a cabo, es correcto o no, «bueno o malo».12 Obediencia a la conciencia es el acto de remedio a favor del hombre caído, con la esperanza de su restauración final en la primera alianza que su Creador ordenó.13 Dentro de los límites de la conciencia, la humanidad puede escoger su destino eterno (bendición o calamidad: Una segunda vida o una segunda muerte, eternas ambas)14 
Adán y Eva escogieron comer del and Eve chose to eat del árbol del conocimiento del Bien y del mal: perdiendo su derecho al Árbol de la Vida. Desde ese tiempo ha sido predestinado para todos los hombres morir una vez15 a fin de pagar el precio justo por sus pecados.16 Esta sentencia es justa para todos aquellos que como Adán, con sus acciones contradicen el juicio superior y sano de sus conciencias. La muerte (a la que nos referimos con el nombre de Primera muerte) es la morada temporal para los muertos, donde almas sin cuerpo esperan el juicio final en esperanza o en tormento. Toda la humanidad tendrá esta cita con la muerte como pago por los pecados cometidos mientras vivían bajo la alianza de la conciencia. Al final la primera muerte, viene el juicio final en donde se determinará el destino eterno para cada persona.17 Durante el juicio, si las obras de las personas corresponden consistentemente con el bien que conocían en sus conciencias, entonces se les dará una segunda vida, eterna como rerompensa. Tendrán parte en el «Reino eterno de las naciones».18 Se han ganado lo que se merecen. Sin embargo, si las obras de las personas corresponden consistentemente con el mal que conocían en sus conciencias, del cual debían alejarse, entonces se les dará una segunda muerte, esta vez eterna. Su parte será en el «lago de fuego»;19 la segunda muerte. También se han ganado lo que merecían. Conn certeza, cada persona será recompensada en la eternidad con lo que realmente merecen.

Adán y Eva comieron del árbo incorrecto; del que no les daba vida eterna gratuita. Génesis 3:16-19 resalta la Segunda Alianza que Dios dio a Adán y Eva después de haber caído.* Ahora debían trabajar duro para vivir por medio del conocimiento instintivo del bien y del mal para ganarse la vida eterna. Esto, en esperanza para poder ser restaurados a la primera alianza  para la humanidad, la cual habían quebrantado.20 Es evidente la capacidad del hombre caído para obedecer la segunda alianza de la conciencia, de hecho nuestro Creador no les hubiera dicho nunca, a Adán y Eva, que obedecieran tales leyes, si no era posible para ellos obedecerlas en su estado caído.21

Finalmente, y lo más importante: Al hombre (después de la caída) se le comisionó vencer y dominar las clases de pecados que provocarían que esta segunda alianza fuese quebrantada.[ 22 ] De ser quebrantada, la segunda muerte sería inevitable; a menos que la misericordia de nuestro Creador pudiese conmover el corazón de los hombres por medio del sacrificio de su Hijo Yahshúa.

Fue Yahshúa el Mesías quien lograría que el tercer destino eterno se puediera abrir para la humanidad. Los justos aunque aún pecadores (quienes permanecen leales a la alianza de la conciencia) y los malavados (que se olvidaron de dicha alianza) ambos necesitan perdón y la manera de escapar la muerte, primera y segunda.


Fue Yahshúa quien abrió el camino para que todos; los justos, los injustos y los depravados pudiesen ser parte del tercer destino eterno para el hombre: la Ciudad Santa.[ 23 ]

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